
Lo primero es mirar nuestros pies descalzos, observar la forma de la silueta que dibujan en el suelo, en esta imagen podéis ver que hay diferentes tipos de pies:Es muy importante elegir bien nuestro calzado, para ello debemos seguir un principio básico: El calzado debe tener la forma de nuestro pie (:D), porque sino nuestro pie se irá deformando para adaptarse a la forma a la que lo estemos sometiendo, debéis tener en cuenta que este proceso no tiene porqué ser doloroso, o el dolor puede ser diferido (después de quitarse los zapatos, tras largas caminatas, o a causa de reacciones adaptativas de nuestro cuerpo como las callosidades), pero en cualquier caso la deformidad adaptativa sigue su proceso y debemos prevenirlo sobretodo en los niños, cuyos pies están en fase de crecimiento.
Pero tened en cuenta que estos son modelos estandarizados, en realidad nuestros pies son únicos y tienen una forma peculiar, que probablemente se parezca a una de estas imágenes esquemáticas, pero que no será exactamente igual. Es importante también tener en cuenta si nuestros pies son más bien anchos, o más bien estrechos, algunas empresas de calzado tienen hasta 3 tipos de anchura, con modelos diferentes para cada una.
En cuanto a la talla, ante la duda, es preferible escoger la más alta, los dedos nunca deben tocar el final del zapato y deben tener libertad para moverse lateralmente, ya que el pie se ensancha y los dedos se abren a cada paso que damos.
Un buen truco para sentir si el zapato es respetuoso con la forma de nuestro pie es dar unos pasos con un pie calzado y otro descalzo, fíjate cuánto se ensancha el pie descalzo (también debería ensancharse el pie calzado), y observa como los dedos del pie descalzo se abren como un abanico para adaptarse al suelo (lo mismo deberías sentir en el pie calzado). Pensad que ese ejercicio de ensancharse y abrirse, comprimirse y distenderse, a cada paso, es fundamental para la circulación sanguínea de los pies y de las extremidades inferiores.
Las arterias principales que llevan la sangre, no acaban en los tobillos o en la planta del pie, acaban en la punta de los dedos y desde allí, la sangre, debe volver gracias a ese mecanismo de bombeo, después de nutrir bien cada tejido y cada célula.
Por si tenéis dudas con la talla del calzado, esta es la equivalencia entre los centímetros de longitud (entre el talón y el final del dedo más largo) y las diferentes escalas que se utilizan en España, en Estados Unidos y en el Reino Unido:
Fuente: formadepie.webnode.es
Imágenes: Freeimages / Marco de Moulin